"Gracias, amigo", por Rafael Soto Fuentes.

Estoy en la cama. Me despierto. Abro los ojos y miro al techo, esperando que el día de ayer fuera un sueño. Que lo que pasó no hubiera pasado. Pero el dolor que me aprisiona el pecho me dice que sí, que lo de ayer pasó. Que mi vida se ha desvanecido. Que vivía en un sueño en el que era feliz, pero que la felicidad no existe. Que mi mundo se ha derrumbado. Que todo lo que había a mi alrededor era mentira.
Suena el teléfono. No contesto, pero él insiste con su melodía monótona. Al final, su insistencia puede más que mi tedio. Al otro lado, un amigo, un bar, un rato de charla, una cerveza.
Me presento allí, en la terraza. Dolido, hastiado, compungido... destrozado. Y allí está mi amigo. Que nada sabe ni sabrá, para hacer de eso... de amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario