"Loba de bar", por Mª Silvia Eguíluz González.

Me asoñé a lo más profundo de tus ojos y tus retinas me hablaron claro. Tomábamos un par de cervezas y tú parloteabas y parloteabas sin terminar de decir nada. No pedí que te sentaras a mi lado pero lo hiciste, tampoco busqué tu conversación vacía pero me la dabas y yo asentía y asentía mientras te miraba a la cara preguntándome qué demonios realmente querías.
Pero como aunque las palabras mienten los ojos no lo hacen, a través de tus pupilas dí con la explicación. Creíste que era un cervatillo en vez de un lobo feroz, supusiste que no me daría cuenta del truco de la bebida, creías que iba a ser tu muñeca de goma por una noche.
Pobrecito, sentiría pena de tu última expresión de sorpresa si pudiera; pero no es así. No debiste salir a cazar en noche de luna llena, nunca se sabe con lo que uno se puede tropezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario